Una noche de mediados de 2019, en Boston, Estados Unidos, Luis Emilio Espinoza Hilario se acostó pensando en cómo el agua podría luchar contra la helada que afecta a los cultivos agrícolas del Perú. Entonces, recordó un viaje a los pueblitos de Palca, Tarma, junto a su abuela que trabajaba como agricultora y costurera. Así fue como nació Puyuyacu, palabra quechua que significa “manta o abrigo de agua”.
El joven talento llegó a Estados Unidos para realizar una pasantía en la Universidad de Harvard al ocupar el primer puesto en la Escuela Profesional de Ingeniería Eléctrica en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Un premio a su esfuerzo que también fue reconocido un año antes, en 2018, cuando ganó la Beca Permanencia del Programa Nacional de Becas y Crédito Educativo (Pronabec) del Ministerio de Educación.
Él y otros destacados estudiantes de San Marcos buscaban solucionar un problema como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Naciones Unidas. Luis Emilio propuso luchar contra las heladas. Y aunque no todos estuvieron de acuerdo, fue Roxana Yancan Barreto, de la carrera de Economía y también becaria de la Beca Permanencia, que lo apoyó decididamente.
“Yo tengo familia en Jauja y sé del problema de las heladas. Al escuchar a Luis Emilio y la emoción con la que hablaba me di cuenta que él realmente quería ayudar”, cuenta ella. Ya de regreso al Perú, fueron ellos dos los que continuaron con la idea y, finalmente, la convirtieron en un proyecto junto con Isabel Salvador Rivera, estudiante de Farmacia y Bioquímica. Así, desarrollaron Puyuyacu, que ganó el primer puesto en el iTalent 2019, de la Incubadora de Empresas Innovadoras – UNMSM.
Puyuyacu es una máquina que cuenta con sensores de temperatura, humedad del suelo y del ambiente; mide la velocidad del viento, se recarga con un panel solar y activa un sistema de riego por microaspersión. Es como una pequeña estación meteorológica que puede detectar la presencia de la helada activando así la capa protectora de agua -explica Luis- y manteniendo los cultivos con un microclima por encima de los cero grados centígrados.
“Ya solo estamos esperando hacer unas pruebas en el campo que se retrasaron por la pandemia. Una parcela con Puyuyacu y otra sin ella. Vamos a obtener evidencia innegable. Además, ya estamos trabajando en incorporarle inteligencia artificial con lo que también podrá predecir las heladas ayudando a enfrentar el problema en los lugares donde hay carencia de agua y donde sabrán en qué momento preciso aplicar el abono foliar”, señala el talento de 27 años, sobre la mejora de otra técnica empleada por los agricultores para enfrentar el frio bajo cero.
Luis Emilio, quien cursa el décimo ciclo de Ingeniería Eléctrica, lo explica de la siguiente manera: “Será igual que Netflix o Spotify. Con los datos que tú le das a estas aplicaciones sobre lo que ves o escuchas, lo que te gusta, con eso te hacen recomendaciones. ¿Es certera la recomendación? Claro que sí. Puyuyacu podrá hacer lo mismo: ir recolectando datos con todos sus sensores del clima y podrá aprender y pronosticar cuándo está próxima la llegada de la helada y así el agricultor sabrá en qué momento justo puede aplicar el abono para que sea efectivo”.
El joven tarmeño indica además que, utilizar el agua –inundando alrededor de los sembríos, regulando así la temperatura del ambiente– para controlar las heladas, es una práctica que se usa desde hace siglos. Los Tiahuanaco lo llamaban waru waru. “Lo que estamos haciendo ahora es lo mismo, pero lo hemos automatizado para controlar detalles exactos, como saber el momento preciso del riego o la cantidad de agua necesaria”, detalla.
Experiencia anterior
No es la primera máquina que construye Luis Emilio. Antes ya había diseñado una que podía encender un foco al tacto de las manos para una feria de orientación vocacional, que fue el gran atractivo de los escolares. “La Beca Permanencia es todo para mí. Si no tuviera la beca, yo estaría trabajando ahora y no podría dedicarme a investigar”, enfatiza.
Él indica que el objetivo es que Puyuyacu llegue a los agricultores. Ya han venido trabajando con casi una decena de ellos y aseguran que hay confianza en el proyecto. “El impacto va más allá de las heladas. Ya no tendrán que madrugar para ir a regar. Esto se hará automáticamente, organizando todo de una manera en que la junta de regantes no tenga conflictos y ahorrando hasta un 70 % menos de agua que si regaran mediante inundación”, detalla.
Y vuelve a pensar en su abuela, Aquilina Calderón, quien lo anima a seguir investigando a favor de las personas del campo. Puyuyacu sigue innovando y espera salvar los cultivos que llegarán finalmente a la mesa de los hogares que alimentan nuestras familias.