Terminó el partido y Ney fue a buscarlo para felicitarlo en medio de un fuerte abrazo. Luego se sentó a esperarlo para intercambiar camisetas, charlar con él y volver a reír como lo hacían todos los días en Barcelona. Rivales, no enemigos. ¡¡NEY Y LEO!!
Esta felicidad y amistad es para siempre en el recuerdo de estos dos ídolos del fútbol mundial! Que viva el fútbol,pasión de multitudes,que viva el fútbol !!!